Mi corazón resiste para hablar del aborto

Buenas Noches.
Fuertes dudas tuve que vencer para escribir mi Buenas Noches del presente domingo con el tema del aborto. Sentí cierta repulsa para tocar este tema. Por un lado, sentí compasión y misericordia por aquellas personas que lo hacen por la pobreza, la ignorancia, o el miedo, no tanto, cuando se excusan para hacerlo en la comodidad.
La resistencia de mi corazón para escribir o hablar de este tema la vencí ante la noticia de la legitimación en Francia, el 4 de este mes de marzo 2024, por la Asamblea Nacional y el Senado que votaron a favor de incluir el aborto como un derecho constitucional, con lo cual pasó a ser parte de la Constitución de Francia. Es el primer país en el mundo, que legitima el derecho de la mujer a abortar, convirtiendo en legal una acción que, a mi modo de entender, es un crimen. Dicho en otras palabras, el estado francés legalizó el crimen de personas inocentes, indefensas, humanas.
En contraste con esta legitimación del crimen, cierta hija, bajo el seudónimo “Lau Bebo”, en redes sociales, por los mismos días, honraba y felicitaba a su madre, diciendo: “Hoy celebramos el regalo de tu vida, de tu amor y de tu ejemplo inquebrantables. No hay palabras suficientes para expresar la gratitud por tu amorosa presencia. Tu ternura infinita, tu amor incondicional y tu respeto, siempre presentes han moldeado no solo mi vida, sino también mi corazón”. Y continuaba con su canto de amor: “En cada paso que doy, en cada logro que alcanzo, sé que llevo una parte de ti conmigo. Eres mi roca, mi confidente y mi mayor inspiración. Tu fe inquebrantable y tu espíritu indomable me han enseñado a enfrentar los desafíos con valentía y a nunca perder la esperanza”. ¡Maravilloso! ¡Cuántas madres, hijos e hijas, se habrán privado por el aborto de estas alegrías, honras y felicitaciones! En definitiva ¡De cuánto amor se ha privado al mundo!
Francia es, dentro de la Unión Europea, el país con mayores tasas de aborto”. País, como varios otros del viejo continente europeo, que van envejeciéndose y están poniendo en peligro su identidad. Su población alcanza un índice promedio de edad muy alto. Si no fuera por cierta apertura a la migración, pronto desaparecerían estos pueblos. El presidente de Francia se gloría de haber declarado el aborto derecho constitucional y espera su reelección en los siguientes comicios. Lo que días antes era un crimen cometido contra los inocentes nonatos, por la mayoría de votos de las cámaras legislativas, se convirtió en una acción buena legalmente. Considero que la verdad no está sujeta al número de votos.
No hace falta decir, que la Iglesia desde el Papa Francisco, los obispos franceses y los creyentes, ha reiterado que el aborto “sigue siendo un ataque a la vida humana”. La vida es un don de Dios, y se protege más la muerte que la vida. La Iglesia apoya a las mujeres que eligen quedarse con su hijo incluso en circunstancia difíciles. Les comparto: el día de ayer tuve la gracia de conocer a una mujer, una madre que defendió la vida, como lo hace la mayoría de las mujeres, me dijo: “Ante la situación irregular religiosa y social, de mí familia y conocidos en que quedé embarazada, se me vino encima el mundo, sin embargo, opté por la vida de mi hijo y de mi hija, no por el aborto. Hoy soy feliz con mis dos hijos”, concluyó diciéndome.
La Academia Pontificia por la Vida, reafirmó en días pasados que “el aborto, que sigue siendo desde el principio un atentado contra la vida, no puede contemplarse exclusivamente desde la perspectiva de los derechos de la mujer, Lamenta que en el debate iniciado no se hayan mencionado medidas de apoyo para quienes desean conservar a su hijo”.
En verdad, aunque somos muchos los seres humanos en el mundo, sin embargo, son varios los países en los que se han encendido las alarmas ante la disminución de nacimientos. China, que durante muchos había permitido a los matrimonios un solo hijo o hija, el año pasado, ante la escasez de nacimientos y el aumento de necesidades de tipo laboral y socioeconómico, permitió dos y en algunas regiones, hasta tres. Cierta Compañía de Corea del Sur, está ofreciendo a los matrimonios que trabajan en ella setenta mil dólares por cada hijo o hija, no faltando otras compañías, que ofrecen a sus empleados casa en propiedad y otras prestaciones de orden económico en favor de los hijos e hijas.
En mi entidad política natal, el año antepasado, fueron más las defunciones que los nacimientos. ¿Hacia dónde vamos? Es preciso que los gobiernos apoyen seriamente a las familias, pues son muchísimas las que pasan graves necesidades económicas en el ámbito de la salud, el estudio, ausencia de un trabajo bien remunerado, etc. La cuestión de la natalidad no es solamente económica, lo importante es el amor y pienso que falta el amor auténtico y solidario, que implica gozo, afecto sincero, compañía solidaria, descanso y también, entrega, compromiso firme y estable, oblación, generosidad, renuncia, privación, abnegación, aunque, cuando se ama en verdad, no pesa tanto.
Así lo recordábamos en la Liturgia Dominical de la Palabra hablando de Jesús, nuestro guía y pastor, quien hoy, ante la conflictividad que estaba ocasionando su predicación, decía presintiendo un fin de vida violento: “Tengo miedo, le voy a decir a mi Padre: ¿Padre, líbrame de esta hora? No, pues precisamente para esta hora he venido. Padre dale gloria a tu nombre” Y siguiendo en su lenguaje simbólico, dirá: “Si el grano de trigo sembrado en la tierra no muere, queda infecundo, pero si muere, producirá mucho fruto”. Y concluye con otras palabras misteriosas: “Cuando yo sea levantado de la tierra, atraeré a todos hacia mi”. Y aclara el escritor Juan: “Dijo esto, Jesús, indicando de qué manera había de morir” (Jn12,20-33), Jesús es glorificado a través de la cruz del sufrimiento.
Cierta mujer al escucharme comentar estas expresiones del Maestro Jesús, me dijo: “también yo tuve miedo ante el parto que se avecinaba, pero lo acepté y me sentí glorificada y maravillosa con mi criatura en mis brazos y pechos, como usted habló de Jesús, que su glorificación y exaltación llegó a través de su vida y muerte en la cruz.
Perdonen lectores y especialmente lectoras y madres, pues sólo ustedes pueden comprender plenamente estas cosas de embarazos y nacimientos. Pero, no acepto el aborto “así no más” y, por otra parte, comprendo y tengo compasión y perdono a las madres que lo hacen.
Fray Pablo o.p. 17 de marzo 2024.