
La inspiración de las Sagradas Escrituras
- Buenas noches, Predicación
- 11 octubre, 2020
Por Fray Pablo Iribarren Pascal
Buenas Noches.
Con la confianza con que, domingo a domingo, me dirijo a ustedes a partir de un hecho de vida, suceso, tema, comentario, reflexión… Pongo de su conocimiento, que llevo un par de meses, retomando, con ciertas medidas de prevención, y cuidados para no contagiar ni contagiarme, dada mi vulnerabilidad por los años, los servicios propios de mi condición y estado de vida: consultas de orientación personal, familiar o social en la oficina; celebraciones sacramentales en el templo: la Eucaristía, la predicación, el Santo Rosario, la confesión; lecciones en el seminario; bendición de locales, hoteles, casas, visita a enfermos, etc.
“Inspiración es una fuerza interior, del orden espiritual-sobrenatural, un soplo que procede del Espíritu de Dios que impulsa al profeta o escritor sagrado, a escribir y decir cosas sabias, honestas, verdaderas, desconocidas, sucesos futuros, que Dios le inspira para el bien de la humanidad”.
La inspiración es un acto estrictamente divino. El escritor puede ser consciente de esta inspiración, asistencia o impulso del Espíritu, como es el caso de Isaías, o inconsciente, como el caso de otros escritores de la Biblia.
Dice textualmente el Concilio Vaticano II:
“La revelación que la Sagrada Escritura contiene y ofrece ha sido puesta por escrito bajo la inspiración del Espíritu Santo. La santa madre Iglesia, fiel a la fe de los Apóstoles, reconoce que todos los libros del Antiguo y del Nuevo Testamento, con todas sus partes, son sagrados y canónicos, pues por haber sido escritos por inspiración del Espíritu Santo, (Jn 20,31; 2Pe 1,19-2!; 3,15-16), tienen a Dios como autor, y como tales han sido confiados a la Iglesia” (DV 11)
comunidad de los creyentes en Jesucristo.
“Toda Escritura es inspirada por Dios, escribe Pablo el Apóstol, y útil para enseñar, para reprender, para corregir, para instruir en Justicia. La Escritura hace perfecto al hombre de Dios, preparándolo para toda obra buena” (2Tim 3,16-17).
Deseo que, con la gracia de Espíritu, mediten y lleguen a comprender esta Lección Bíblica que trato de transmitir. Pronto iniciaré también, “Lecciones Bíblicas”, en mi casa, la casa de ustedes.
Fray Pablo, OP