K’inal Antzetik

Buenas Noches-

Pasado mediodía, el jueves 3 de noviembre, me retiraba hacia mi casa con mis tamales y pan en mano, que se ofrece de ordinario en las celebraciones de Todos los Santos. Abordo de mi camioneta Nissan, ya entrada en años, roja. Por cierto, no me había fijado hasta ese momento: la camionera había recibió ‘gratis’ una sopleteada de espray color ceniciento. A la salida del espacio donde celebramos el primer aniversario de fallecimiento de una gran guerrera de los derechos humanos de las mujeres indígenas, observé el rótulo que decía K’inal Antzetik, A.C. expresión en la lengua tseltal, que el diccionario de Guilles Polion, traduce por: tierra, espacio, ambiente, atmósfera, universo, cosmos de las mujeres.

Me retiré y seguí viaje con un corazón contento y agradecido por la oportunidad y gracia de convivir y compartir el Pan de Vida en un ambiente, espacio, atmósfera, universo, tierra = “k’ínal”, de mujeres = “antzerik”. No faltaron al evento algunos y significativos varones, solidarios con el movimiento de defensa de las mujeres indígenas. “Kinal Antzetic, es una asociación civil sin fines de lucro, fundada en 1995 que tiene como finalidad el Apoyo a las Mujeres Indígenas Artesanas en México, a fin de erradicar la discriminación que sufren por causa de género, y para evitar que su condición de mujer, sea una barrera que obstaculice su desarrollo en todos los ámbitos de su vida. Kínal Antzetik posiciona, empodera a la mujer indígena, política, social y económicamente; la hace autónoma.

El memorial de la mujer que nos reunió en dicha celebración de fe, esperanza y plegaria solidaria, se llamó en vida, Marina Patricia Jiménez Ramírez, mujer de gran personalidad, fallecida hace un año. Marina amó a la mujer indígena discriminada y lucho por su liberación. Marina Patricia desde jovencita, estuvo centrada y animada por el espíritu del Maestro Jesús de Nazaret y la solidaridad con el oprimido, en particular con las mujeres marginadas de los pueblos originarios. Marina estuvo al frente del Centro de Derechas Humanos, Fray Bartolomé de Las Casas, del que pasó a la dirección del Centro de Derechos Humanos del Estado y por último, al Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas, manteniendo siempre contacto y asesoría con la asociación “K’inal Antzetik”, donde se le ama, recuerda y agradece con alma y corazón.

En la convivencia-oración, que vivimos: La Santa Cena, memorial de la vida, muerte y glorificación del Maestro Jesús, seguimos la recomendación que Él hiciera: “Hagan esto en mi memoria”. Lo hicimos y nos fortaleció su palabra y nos hizo partícipes de su persona -Pan y Bebida de salvación. Alimento y palabra que acompañó y sostuvo a Marina y a otras mujeres, cuya fotografía observé en el Altar conmemorativo levantado en su honor. Sentimos y vivimos la presencia espiritual de todas ellas, envueltos/as en el aromático incienso y en la fragancia de la juncia, en el sinigual perfume de la flor de cempasúchil, en la esencia deliciosa de las rosas de castilla, a la luz del sol y de las ofrendas de cirios y veladoras, en un clima místico-musical fruto del conjunto de música tradicional tseltal tenejapanecca, vestido con las mejores galas de su atuendo tradicional.

No faltó, en el memorial solemne, íntimo y familiar que vivimos, el pasado jueves, la palabra de las mujeres y hombres sabias y sabios de la antigüedad, que decían: son ustedes hijas de la luz, hijos del día; no somos de la noche ni de las tinieblas; ayúdense a crecer mutuamente; sean agradecidas a los que se afanan por ustedes; animen a las desaminadas, sostengan a las débiles; levanten a las caídas/os, nadie devuelva mal por mal; estén alegres y oren sin cesar; examínenlo todo y quédense con lo mejor; no apaguen el Espíritu (cf 1Tes 5).

Dado el carácter económico, humano y social de K’inal Antzetik, escuché también palabras de mujeres dirigentes y veteranas de la organización, afirmando que la organización K’inal, surge en el marco del Movimiento 500 Años de Resistencia Indígena, que motivó a mujeres (Nellys Palomo Sánchez en Guerrero y en Chiapas a otras servidoras) a la lucha por el reconocimiento de espacios que les permitieran la defensa de los derechos económicos, laborales, de salud, entre otros, “con el trabajo artesanal de producción-comercialización. Todo cruzado por los derechos de las mujeres indígenas, como es también el derecho de los pueblos indios a la resistencia civil”.

K’inal Antzetik A.C. cuidando su autonomía y diferencias, establece contactos, relaciones y alianzas con otras organizaciones afines en objetivos, metas y métodos, en orden al crecimiento y fortaleza de la resistencia civil ante organismos y fuerzas contrarias, que olvidan u obstaculizan los derechos de los pueblos originarios y en particular de las mujeres.

Escuché decir a cierta dirigente de K’ínal Antzetik, “que hubo un tiempo en que, así lo vimos necesario, ceder y acompañar muy de cerca a cierta organización, aunque hoy, en la resistencia civil de los pueblos originarios que defendemos, no conviene; no vale la pena entregarnos por completo, como organización de mujeres a movimientos políticos. Aprendimos la lección y consideramos ahora, que hemos de gozar una autonomía propia de las mujeres y del movimiento feminista”. Nuestra postura es “construir alianzas muy claras, pues de hecho se está dando la pérdida de derechos logrados por las mujeres artesanas”.

Kínal Antzetik, vive en estos momentos, así lo escuché, el reto e impulso que viene de las nuevas generaciones de artesanas y del aprovechamiento los adelantos técnicos en la producción textil y de las leyes y métodos en la comercialización, sin perder el espíritu de resistencia y autonomía, que animó a las fundadoras de esta extraordinaria organización de mujeres artesanas autónoma-indígena.

Escribir estas notas sobre Kínal Antzetik, ha surgido de mi propia iniciativa por el momento tan agradable que viví en ella, y dado que se trata de una organización pública, sin fines de lucro, y sin que hubiera una petición de parte de la misma ni sugerencia de alguno de sus miembros. Deseo todo corazón, éxito en su caminar, en los tiempos tan competitivos que le ha tocado vivir.

Fray Pablo o.p. 6 de noviembre 2022.