Denuncia de libertad en Tiempo de Adviento

Buenas Noches.

Ayer sábado, 10/12/22, la Facultad de Derecho de la UNACH, inauguró la Cátedra en Derecho Fray Bartolomé de Las Casas con la asistencia del Director, Dr. Miguel Ángel de los Santos Cruz, el Cronista de la ciudad de San Cristóbal de las Casas, Miguel Ángel Muñoz Luna, profesorado y alumnos de la misma. Fui invitado a dar la ponencia inaugural con el tema “Fray Bartolomé de Las Casas Defensor de los Pueblos Originarios”, de cuya personalidad escribí en mi Buenas Noches anterior. Comparto con ustedes la introducción a la misma, tema siempre de actualidad:

El “encuentro” de españoles y portugueses con los Pueblos Originarios de América, significó una revolución geopolítica sin precedentes en la historia mundial”, escribe el teólogo Enrique Dussel. El mar mediterráneo, deja de ser el centro donde se construye la historia y da paso al mar atlántico y al continente nuevo. La Europa dominante, a veces excluyente, deja paso a un mundo potencialmente superior.

En el año de 1492, Cristóbal Colón llega a América pensando que está en la India. Las cuatro bulas pontificias a favor de los reyes Fernando e Isabel (1493) justificaron la conquista de América, bajo la condición de ser evangelizados sus pueblos. El intento del Cardenal Jiménez de Cisneros (1436-1517), regente de España, que deseaba que la ocupación de los pueblos fuera pacífica y sin armas, se trueca en conquista violenta, como lo hicieron también, portugueses, holandeses, ingleses, franceses, y hasta los alemanes en tiempos más modernos en el Continente Africano.

Sin embargo, en esos tiempos de sangre y destrucción, no faltaron grandes hombres, profetas hispanos, que denunciaron la conquista y defendieron a los naturales de las prácticas y leyes injustas de su propio gobierno, siendo críticos del sistema de dominación, cosa inaudita de ordinario y no vista en otras naciones conquistadoras y en otros tiempos, como los actuales, en que se dan gobiernos que no toleran la crítica constructiva (Cfr. Liberación y Cautiverio, Agosto 1975, México. Enrique Dussel: Sobre la Historia de la Teología en América Latina pp. 33-34).

El primer grito crítico y orientador contra el sistema opresivo y de esclavitud, en favor de la libertad, correspondió a fray Antonio de Montesinos (+1545), quien a nombre de fray Pedro de Córdoba (1460-1525) y comunidad dominica de la isla La Española, hoy República Dominicana y Haití, hace 511 años, lo proclamó en días como los que vivimos hoy, que nombramos tiempo de Adviento, de preparación de la Navidad en 1511. No faltan escritores que afirman, que esta denuncia fue el 30 de noviembre de 1511, o bien, el segundo domingo de Adviento. Las fechas en este tema varían un poco según los autores.

“El sermón en que se denunció la opresión, escribe Juan José Tamayo, fue preparado por todos los miembros de la comunidad de Santo Domingo, quienes lo firmaron de su puño y letra, para dejar constancia de la autoría colectiva y de la relevancia de tan decisiva pieza oratoria”. Los dominicos lo habían preparado a conciencia a partir de sus propias averiguaciones sobre el “crudelísimo y aspérrimo cautiverio” al que los encomenderos sometían a los indios en las minas de oro y otras granjerías, y tras escuchar numerosos testimonios sobre la “tiránica injusticia” y las “execrables crueldades” contra los nativos, tratados como animales “sin compasión ni blandura”, y “sin piedad ni compasión”, según la descripción de Fray Bartolomé de Las Casas.

Es importante destacar, que la denuncia del injusto y execrable régimen de encomienda, se hizo desde el púlpito, tras un concienzudo análisis de la realidad, ante la asamblea eclesial, las autoridades de la Isla y la Ciudad, por considerarla contraria “a la ley divina, natural y humana” y al derecho de gentes.

Se ha conservado una síntesis de aquel discurso, lo trascribo y respeto su estilo y lenguaje del siglo XVI en que fue proclamado: “Voz del que clama en el desierto. Todos estáis en pecado mortal y en él vivís y morís, por la crueldad y tiranía que usáis con estas inocentes gentes. Decid, ¿con qué derecho y con qué justicia tenéis en tan cruel y horrible servidumbre aquestos indios? ¿Con qué autoridad habéis hecho tan detestables guerras a estas gentes que estaban en sus tierras mansas y pacíficas, donde tan infinitas dellas, con muertes y estragos nunca oídos, habéis consumido? ¿Cómo los tenéis tan opresos y fatigados, sin dalles de comer ni curallos en sus enfermedades, que de los excesivos trabajos que les dais incurren, y se os mueren, y por mejor decir los matáis, por sacar y adquirir oro cada día? ¿Y qué cuidado tenéis de quien los doctrine y conozcan a su Dios y creador, sean baptizados, oigan misa, guarden las fiestas y domingos? ¿Estos, no son hombres? ¿No tienen ánimas racionales? ¿No sois obligados a amallos como a vosotros mismos? ¿Esto no entendéis, esto no sentís? ¿Cómo estáis en tanta profundidad, de sueño tan letárgico, dormidos? Tened por cierto, que en el estado que estáis, no os podéis más salvar, que los moros o turcos que carecen y no quieren la fe en Jesucristo”.

Al término del discurso el Gobernador de la Isla, La Española, Diego Colón, la autoridad suprema de la Isla y el cabildo de la ciudad, pidieron que se retractaran los frailes de lo dicho. La respuesta a su reclamo fue una nueva y más sólida denuncia de parte de los religiosos el día de Navidad, reafirmando la denuncia y la defensa del pueblo subyugado, iniciándose con ello el movimiento a favor de los derechos humanos y colectivos, que perdura hasta nuestros días.

En defensa de su denuncia y de los derechos de expresión que les amparaba, los frailes enviaron a España, ante el rey y su corte, a Fray Antonio de Montesinos. Acontecimiento que se conoció en España donde los mismos frailes dominicos, en la Escuela de Salamanca con fray Francisco de Victoria (1483-1546), escritor, teólogo, filósofo y jurista, catedrático de la Universidad, y su “Jus Gentium” (derecho de gentes), promovieron ante la Corona el primer documento sobre derechos humanos con la Leyes de las Indias.

Sin duda, la defensa y denuncia de fray Antonio de Montesinos, llegó a los oídos de clérigo, Bartolomé de las Casas; hay escritores que lo señalan presente en este discurso en la isla La Española, aunque su corazón no estaba abierto todavía al cambio, a la conversión; estaba demasiado entretenido en cuidar su prestigio social, sus haciendas, minas y encomiendas, enviando indios de su repartimiento a las minas, a sacar oro y hacer sementeras, aprovechándose de ellas cuanto más podía. Sin embargo, no dejó de inquietar su corazón la voz profética de fray Montesinos, de tal modo, que no pasó mucho tiempo, en unirse al grupo profético, y más todavía, a encabezarlo y convertirse en defensor de los pueblos originarios, dejando cuanto impedía su entrega, como eran sus encomiendas y propiedades, prestigio… Dejándolo todo, abrazó su condición de profeta marginado.

Esta denuncia profética, escribe Dussel, “podría considerarse como el nacimiento de la teología de la liberación latinoamericana”, de la que tanto se ha hablado en estos años y que, en el fondo ha guiado el trabajo de nuestra Diócesis de San Cristóbal. Otro tanto podemos decir de dicha declaración, que vino a ser el primer signo de facto del derecho internacional y del derecho de los pueblos y naciones.

El mismo Fray Bartolomé en su testamento (1564), cincuenta años después, escribe: “Dios tuvo por bien de elegirme por su ministro sin yo lo merecer, para procurar y volver por aquellas universas gentes que llamamos Indias, poseedores y propietarios de aquellas tierras, sobre los agravios, males y daños nunca otros vistos ni oídos, que de nosotros los españoles han recibido contra toda razón y justicia, y reducirlos a su libertad prístina de la que han sido despojados injustamente, y por liberarlos (sic) de la violenta muerte que todavía padecen”.

Fray Pablo o.p. 11 de diciembre 2022