Evangelio con Mingo – el ciego – Jn 9 1-41

En el centro del Evangelio de este cuarto domingo de Cuaresma se encuentran Jesús y un hombre ciego desde el nacimiento (cf Juan 9, 1-41). Cristo le devuelve la vista y obra este milagro con una especie de rito simbólico: primero mezcla la tierra con la saliva y la unta en los ojos del ciego; luego le ordena ir a lavarse en la piscina de Siloé. Ese hombre va, se lava, y se aclara la vista. Era ciego desde el nacimiento. Con este milagro Jesús se manifiesta y se manifiesta a nosotros como luz del mundo; y el ciego de nacimiento nos representa a cada uno de nosotros, que hemos sido creados para conocer a Dios, pero a causa del pecado somos como ciegos, necesitamos una luz nueva; todos necesitamos una luz nueva: la de la fe, que Jesús nos ha donado. Efectivamente ese ciego del Evangelio aclarando la vista se abre al misterio de Cristo. (Ángelus Pedro, 26 de marzo de 2017)