Hablando de la evolución del ser humano

Buenas Noches.

“ÉL (Dios) ha creado a los seres y les ha dejado desarrollarse según las leyes internas que dio a cada uno, para que alcancen su propio desarrollo. Dio la autonomía a los seres del universo al mismo tiempo que les aseguraba su continua presencia, dando el ser a toda realidad”, así se expresó el Papa Francisco a la Asamblea Plenaria de la Pontificia Academia de las Ciencias, en octubre 27 del año 2014.

Tres cosas reafirma el Papa Francisco, en su alocución a los científicos: primera, Dios es el creador de todos los seres y consiguientemente de los seres humanos, varón y mujer, en segundo lugar respeta la autonomía por la que cada uno de los seres “evoluciona” según sus propias leyes y naturaleza y en tercer lugar, no abandona a la creación a su suerte, sino que la acompaña y la mantiene en su ser, Divina Providencia.

Prosigue el Papa en su enseñanza: “El inicio del mundo, dice, no es obra del caos que debe a otro su origen, sino que se deriva directamente de un Principio supremo que crea por amor… La evolución de la naturaleza no se contradice con la noción de creación, porque la evolución presupone la creación de los seres que evolucionan”. Bajo esta enseñanza es correcto hablar de la evolución de la humanidad, del hombre y la mujer.

La arqueología, la paleoantropología y demás ciencias de la naturaleza nos dicen: “no somos descendientes de los monos”, algo que tanto preocupaba a mucha gente; somos fruto de la semilla del árbol de la vida, sembrado por Dios al inicio del tiempo. En nuestros antepasados y hoy en nosotros/as están presentes todos los reinos como aprendimos en los primeros años de estudio y formación: reino mineral, vegetal, animal, incluyendo peces y aves y el reino espiritual, y con cercanía a nuestra condición humana de los grandes simios gorilas y chimpancés. La evolución es la energía del árbol de la vida que impulsa al universo hacia su destino previsto por Dios.

Me agrada y ayuda a entender y explicar en qué consiste la evolución el ejemplo del “árbol de vida”, de cuyo tronco surgen grandes ramas, que a su vez se convierten en troncos que producen nuevas ramas. La evolución, en base en el estudio de los restos fósiles arqueológicos y vivientes, tanto de los seres humanos como de los simios, considero que son dos ramas gigantes, que surgen del mismo árbol de la vida, -tronco común a toda forma de vida- y forman a su vez dos grandes ramas: los simios y la de seres humanos, y cada una de ellas tomará su propio camino.

En la actualidad, hablando de la evolución del ser humano, se usa la expresión homininos para referirnos a los antepasados más directos nuestra especie, de momento, el “Homo sapiens”. Escribe en este sentido, Antonio Rosas, paleoantropólogo, especialista en esta materia: “La vieja idea de una línea ascendente desde el mono hasta el hombre, que transita por estadios encorvados intermedios, debe ser descartada y sustituida por esquemas vasados en la diversidad. Más que nunca, la evolución se representa en el árbol de la vida” (Historia del linaje humano, cf. Enrique Coperías, El Origen de la Humanidad, p. 22, Pinolia).

Entiendo según lo dicho, hablando popularmente, que la naturaleza a través de la evolución hizo variados ensayos: homininos y presapiens antes de que surgiera el Homo sapiens en su diversidad humana actual. Es decir, el camino de la evolución del género humano es algo muy complejo y ordenado. Digamos, que Dios planeó con esmero y mucho amor antes de engendrarnos a la vida y a su propia vida de gracia. Este proceso lo inició la naturaleza de siete a seis millones de años ha, en África: Chab, Etiopía, Kenia…, lugares donde se dieron las condiciones favorables para la evolución y donde se han encontrado los primeros antecedentes de la humanidad actual, de donde arrancaron sucesivas oleadas migratorias conocidas como “Aut of Africa” (fuera de África) que alcanzaron el mundo entero en diversos tiempos.

Hablando más técnicamente, se dice de unos primeros seres, que se les conoce como Homininos, cuatro especies, de un promedio de 320 a 380 cm3 de cerebro, que vivieron de siete a seis millones de años; les sigue el grupo de los conocidos con el nombre de los Australopithecus, nueve especies más avanzadas, con un cerebro entre 300 a 500 cm3, de cinco a tres millones de años. Un tercer grupo existió de seres conocidos como Homo, con 12 especies, cerebro de 550 a 1250 cm3, entre dos y un millón de años. Por último, surge el Homo sapiens con 1350 cm3 de cerebro y una edad de los últimos cien mil años. Se han hallado recientemente restos “de trescientos quince mil años que plantean la posibilidad que el Homo sapiens surgiera de una evolución panafricana gradual y deslocalizada a través de procesos complejos de mestizaje” (n Antonio Rosas o. c. p. 28), en África.

No se ha de tomar los números, millones de-años de vida que señalo para cada grupo de especies con precisión matemática, pues en verdad hubo convivencia entre las diversas especies y relación biológica entre las mismas. Es sabido, respecto a nuestra convivencia con la última especie presapiens, conocida Homo neanderthalensis, que se fue extinguiendo paulatinamente, no hace muchos miles de años, se habla de ella como de seres muy humanos y físicamente muy parecido a nostros. Recuerdo haber leído que desapareció esta especie hace unos quince mil años. Los neandertales nos dejaron la herencia de un 2% de sus cromosomas. Esta especie alcanzó 1550 cms3 de cerebro. Sin duda, algo tiene que ver en la evolución de las especies humanas el mayor o menor tamaño del cerebro.

Es importante destacar los avances tecnológicos que alcanzaron las diversas especies en particular los neanderthales en la fabricación de herramientas, puntas de proyectil de piedra, hueso, hasta, marfil…, útiles para la caza, la siembra y alimentación, ataque y defensa de animales y también de especies, con expresiones simbólicas y artísticas que indican reflexión (cf Enrique Coferías o.c. p. 113).

Continuaré con este tema, Dios mediante. Por cierto, no muy lejos de mi tierra, en Atapuerca, Burgos, España, se encuentra un uno de los yacimientos paleoantropológico más significativos para el conocimiento de nuestra evolución de seres humanos y mañana he sido invitado para visitar dicho lugar. De ahí, la razón por la que he adelantado al sábado mi Buenas Noches dominical. Doy gracias a Dios y a mis amigos Manuel y Salus por la invitación.

Fray Pablo o.p. 13 de agosto 2022.