
La lectura de un libro
- Buenas noches
- 11 septiembre, 2022
Buenas Noches
En mis últimos días de estancia en mi tierra natal, acentué la lectura del tercer libro: “El infinito en un junco” y su contenido: invención de las letras, alfabeto, libros, bibliotecas, etc. y cuanto se refiere a ellos, desde la antigüedad más remota y cierto paralelismo con lo sucedido sobre los libros durante siglos y en el presente, de la escritora Irene Vallejo; libro que me ha acompañado, junto con, “El Origen de la humanidad”, de Enrique Operías y del “Fruto de la nada”, del místico y Maestro Eckhart, en parte de julio y todo agosto pasados, en la estancia con mis familiares, en la casa paterna de Egüés, Navarra.
Los libros, con su asidua lectura, pausada y meditativa, se convierten en una de las mejores y más provechosas y amorosas compañías de toda persona. Así me ha sucedido, y lo he disfrutado, en esta última temporada que cierro con mi regreso a Chiapas, México, el día de ayer, donde retomo mis actividades y servicios que de ordinario ejerzo en mi vocación.
En mi viaje de regreso y para las largas horas de vuelo –once horas Madrid-Ciudad de México-, adquirí en el Aeropuerto de Madrid, el diario informativo, “El mundo”, que, en este caso, vino acompañado de un ejemplar de cierta especie de revista semanal -2 de setiembre 2022- nominada en este caso, “La Lectura”, con el tema sobre las ideas, libros, reseñas también de algunos libros de actualidad. En especial resalta, que la lectura asidua de autores clásicos conlleva el retorno al humanismo, fruto del estudio de los libros de ciencias filosófico-humanísticas, de la persona y valores, de su existencia, desarrollo y sociedad; ciencias del conocimiento y antropología, de historia, artes liberales…, más en consonancia con nuestra tradición y enfoque cultural, intelectual y moral, del que nos va distanciando, en parte al menos, el sistema, contenidos y modos de estudios y formación universitaria actual con la consiguiente deshumanización, dado que prioriza un enfoque técnico-científico exclusivo, práctico, reductivo-cognoscitivo, individualista, clasista y economicista.
Para que la lectura y estudios con un enfoque más humanista alcancen éxito en la batalla por una formación más humanista, ante el dominio de las ciencias científico-tecnológicas que se ofrecen e imparten en nuestros días en los centros universitarios, el escritor, Andrés Seoane, cita a Nietzsche, quien insiste en que la calma ha de acompañar a unos estudios profesionales y a una lectura bien pensada; “Ahora, dice, (es) más necesario que nunca, en esta era del trabajo, inmersos en las prisas indecentes y angustiosas por querer terminarlo todo con rapidez incluso (la lectura de) cada libro…” (se) “nos enseña a leer bien, despacio, con profundidad, con consideración y cuidado, con pensamientos profundos que dejan las puertas abiertas de par en par, con dedos y ojos delicados”. Lectura, estudio meditativo, digo yo.
En algunos centros de formación profesional y académica, tanto en Europa como en algunos países de América, tanto en el campo oficial como privado, como también un nutrido grupo del profesorado, ha comenzado a tomar más en cuenta la formación humanística, que ha de acompañar a la formación técnica y especializada, por otra parte necesaria; métodos y currículos en los que las carreras más científico-tecnológicas se vean acompañadas e iluminadas por las ciencias humanistas que han brillado a lo largo de la humanidad.
Hoy, tanto alumnos como profesores, alarmados por el escaso nivel de comprensión de la lectura, las dificultades para la comprensión, articulación de las ideas, y en especial, por el profesionalismo y tecnicismo exentos de humanidad con que ejercen muchos profesionales, un numeroso grupo de profesores conscientes y de centros profesionales abogan por regresar a un modelo de enseñanza más humanista; a una formación, “que aproxime al alumno a nuestra herencia cultural, intelectual y moral cada vez más olvidada por el enfoque técnico y práctico que domina nuestro mundo educativo y académico” y más influenciado por los interese económicos, materialistas e individualistas.
En este sentir positivo y humanista de una tradición auténtica universitaria destacan algunos centros universitarios, entre otros: la Universidad de Navarra, España, Columbia, en Estados Unidos, la universidad Mesoamericana, en san Cristóbal de Las Casas, Chiapas, UCA en San Salvador y otros centros de estudio y formación y experiencias básicas cómo lo son, los “Seminarios de los Grandes Libros” (autores cásicos antiguos y de nuestros tiempos) que cultivan la llamada lectura lenta, que busca por encima de todo la sabiduría, que, en palabras del catedrático Santos Antonio Tobar, “es la que permitirá al hombre, (la humanidad) alcanzar la liberación de todas las esclavitudes con las que se encuentran al hacer su entrada en el mundo y que limitan sus posibilidades de ser” (cf El Hombre Superior, p. 12), e incluso el placer de la lectura y el conocimiento, la autocrítica y crítica social. En Massachusetts “El Institute of Technology”, en el que todos los estudiantes, sea cual sea su carrera, han de llevar un 25% de material social y de humanidades.
Otra praxis que conduce también a la recuperación de una cultura humanística es el llamado “Bachillerato Internacional”, que comenzó como un sistema para hijos de diplomáticos, que en España acoge el día de hoy a toda clase de estudiantes y se imparte en los centros de bachillerato que lo deseen, incorporado al sistema oficial escolar, y que de facto, va in crescendo desde el tiempo en que se oficializó. En él se lleva un plan de estudios en el que no se pueden especializar totalmente en ciencias, humanidades y ciencias sociales…, sino que se tiene que elegir asignaturas de toda clase de ramas del saber humano (cf La Lectura, p. 6).
En esta línea de estudios y formación a todos los niveles y en particular, en el impartido en las universidades, escribe, S.A. Tobar, con gran vigor: “Necesitamos una revolución en las conciencias de los hombres”, de todo ser humano y prosigue: “La Universidad tiene el deber de ser la conciencia moral de su pueblo… La Universidad nunca ha de pensarse pequeña en sí misma, debe transcenderse a sí misma. La Universidad tiene el deber de autocuestionarse sobre sí misma, si su misión termina en los límites estrechos que ella misma se ha dado. Toda Universidad debe tener una visión global sobre mundo y el hombre y sobre los desafíos de la humanidad hoy y el futuro” (o. c. pp. 22 y 156).
Mi buenas Noches de éste, teóricamente domingo día 4 de agosto, que se ha convertido en un Buenas Tardes, hoy lunes 5 de septiembre, quiere ser una invitación a todos los niveles formativos y de estudios, para asumir un currículo de estudios, que sin dejar de lado la especialización necesaria, favorezca también la formación humana integral de la persona y su enfoque social y, en concreto, a ustedes mis lectores dominicales y semanales, una disculpa por mí retraso y una invitación a la lectura lenta, comprensiva, meditativa de los grande clásicos de nuestra cultura literaria y filosófica.
Fray Pablo o.p. 5 de septiembre 2022.