
Próxima Profesión de Novicios
- Buenas noches
- 26 junio, 2022
Buenas Noches
Me encuentro preparando los Ejercicios Espirituales, que en breve acompañaré a un grupo de religiosos nuevos de la Orden de Predicadores, que, concluida su etapa inicial de noviciado, desean dar el paso oficial de ingreso a la misma con la Profesión religiosa. Me pareció oportuno compartir con ustedes la noticia y mis sentimientos.
Se trata de un grupo de nueve jóvenes bachilleres unos, otros con sus estudios profesionales concluidos y con experiencia de trabajo en su profesión, quienes sintiendo vocación a la Vida Consagrada, en la Orden de Santo Domingo, han vivido un año, noviciado, que califico de ensayo serio, de prueba de sí mismos, en la vida común de los frailes. Han conocido las normas, costumbres, estilo de vida, tradiciones y espiritualidad de la Orden de Predicadores, y desean ahora ingresar en ella con el visto bueno de la comunidad que los había acogido.
Considero este suceso, en estos tiempos difíciles para la vocación religiosa, un regalo de Dios, tanto de mí parte como otros hermanos, veteranos en religión; nos alegramos y damos gracias a Dios, acogiendo su regalo, el don de aspirantes al servicio de la humanidad. Esto obliga a la Orden a ofrecerles la mejor formación posible, pues el futuro de la Orden estará en sus manos, y, de ellos y de Dios dependerá, que, sin duda, seguirá regalando, en definitiva a la Iglesia, vocaciones al servicio de la Palabra, la Buena Nueva del Evangelio.
La formación en nuestra tradición dominicana, no es moldear un sujeto pasivo, a modo de lo que sucede con una empresa automovilística o de otro género, que produce en serie modelos según las leyes de la oferta y la demanda del mercado. Un fraile dominico es una persona consciente, creativa, generadora de vida, que se siente llamada del Espíritu a la predicación del Evangelio, según el carisma específico de estudio, contemplación, vida comunitaria, diseñada por Santo Domingo de Guzmán, en orden a la predicación y discipulado.
La alegría, generosidad y entusiasmo de los jóvenes en formación es contagiosa, alentadora, da consuelo y esperanza a mi corazón, al tiempo que recuerdo, que, hace 70 años, en septiembre de 1952, di el paso en libertad de espíritu, al que se preparan ahora, en libertad, estos jóvenes religiosos, con los ejercicios espirituales, después de un año de noviciado -ensayo de vida religiosa y conocimiento de la Orden- a la Profesión religiosa de fraile dominico.
La formación institucional dominicana exige estudio, oración, reflexión, investigación, silencio; ha de responder a la llamada del Señor, que los jóvenes han sentido a la predicación de la Buena Nueva del Evangelio. Se inicia con los estudios de filosofía, ascesis, desierto a veces y gozosa, que conlleva el acompañamiento de una comunidad de frailes, el coordinador de los mismos y el claustro de profesores que acompañan, día a día, a los Jóvenes y adultos religiosos.
Responder a la llamada de Dios a la Profesión Religiosa, implica cambio, conversión, muerte a otros modos de vida, alegría, emisión de votos: obediencia, castidad y pobreza con la esperanza de vida nueva en Cristo resucitado; experiencia gozosa y ascética también, liberadora; convierte a las personas que Dios ha llamado a ser lo que se han propuesto: alegres predicadores de la Palabra. El viaje es largo, las tentaciones muchas, fidelidad al compromiso, nunca darse por vencidos cuando el camino se torna áspero, como sucede en todo estilo de vida.
Evoquemos a Santo Domingo en la cuestión del estudio y en su caminar de predicador “alegre y feliz, por los caminos de Europa, en el siglo XIII, iba Domingo; excepto cuando se movía a compasión por las penas que afligían a su prójimo”. Esta alegría de Santo Domingo es inseparable de nuestra vocación de predicadores de la buena nueva del Evangelio.
Estamos llamados a “dar razón de nuestra esperanza” (1Pe. 3,15), en este mundo crucificado por el sufrimiento, la violencia, la pobreza, la guerra, la indiferencia religiosa, cuando no, el ateísmo, la indiferencia y desesperación. ¿Cómo vivir la alegría de Santo Domingo en la soledad? ¿Cómo alimentar una esperanza a este mundo que, si no rechaza la fe en el Dios de la vida, le es indiferente? ¿Cómo despertar en el corazón al Dios dormido en el corazón del hombre y la mujer modernos, en la juventud deslumbrada por la técnica, el placer, el dinero?
Una vida de estudio y oración considero puede orientar, facilitar el camino y llevar por el amor, caritas, el amor de Dios, a este mundo que inconscientemente “todo lo excusa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta” (1Cor 13,7).
Oren, mis estimadas lectoras y lectores, por los nuevos frailes dominicos que se han propuesto vivir, seguir y predicar el Evangelio, según el carisma de Santo Domingo y por un servidor en el servicio que se ha pedido.
Fray Pablo o.p. 12 de junio 2022