Pertinaz opción por el ecumenismo

Buenas Noches.

Descubro esta mañana a un Papa Francisco pertinaz en su opción por el ecumenismo, al anunciarnos una vez más la visita a un país de religión musulmana, ante la petición insistente de su gobernante. Se trata del Reino de Baréin, micro estado insular asiático en la costa oeste del golfo Pérsico, unido por un puente de 26 kilómetros a Arabia Saudita, cuyo monarca desea que el país sea un espacio de convivencia pacífica entre las diferentes entidades religiosas, civilizaciones y culturas que se dan en él. Dicha visita del Papa Francisco tendrá lugar del 3 al 6 de noviembre próximo. En este país se han realizado los Diálogos entre Civilizaciones en los años 2002 y 2014.

El Papa Francisco, movido por su espíritu ecuménico de respeto y acogida a las diversas civilizaciones, en su sed de constructor de la paz y convivencia fraterna, visitó a Abu Dabi en el año 2019 en donde firmó el documento de la Fraternidad Humana, asumido también por el líder musulmán Ahmed Al-Tayeb, gran imán de Al-Azhar, la mayor institución suní, con quien, también se verá en este viaje.

Otro reciente viaje del Papa Francisco, con la misma motivación ecuménica, tuvo lugar, como ya lo señalé en mis Buenas Noches del domingo 25 de septiembre pasado, fue a Kazajistán, en el encuentro y diálogo con diferentes instituciones sociales y religiosas que se reunieron en aquel país, para compartir sus anhelos de paz en el respeto y tolerancia de las diferentes creencias: musulmanas, budistas, cristianas y católicas en perspectiva de un crecimiento de hermandad universal.

En dichas fechas, del 3 al 6 de noviembre, en Baréin, tendrá lugar, impulsado por el propio gobierno, el “Foro de Diálogo Oriente-Occidente para la convivencia humana”, con la participación igualmente de diversas culturas y religiones, con sus líderes; el Papa Francisco, representado ya en el diálogo, firmará el documento final de conclusiones y del proceso a seguir.

Escribo esta página en el mes de octubre, mes en el que se celebra a la Virgen María en la advocación del Santo Rosario, el día 7; el Rosario es una práctica de oración y meditación muy común en la tradición cristiana, desde su creación por Santo Domingo de Guzmán, en el siglo XIII, hasta el día de hoy.

Coincide esta fecha 7 de octubre, con el suceso entonces transcendental para la civilización europea, del año 1571, vivido con angustia por los ciudadanos creyentes de todos los países de Europa, desde Grecia a España, tanto los que reconocían en su fe la gran dignidad y devoción a María, la Madre de nuestro Señor Jesucristo como para los que no tenían esa fe y devoción. El suceso fue la mayor batalla naval conocida en la historia de occidente, entre las tropas del imperio Turco Otomano, de religión y cultura musulmana, por una parte, que venía conquistando con su poderío naval e infantería pueblos, ciudades, islas, regiones, países aproximándose a Italia y a Roma, poniendo en peligro la libertad y existencia de la cultura y civilización cristiano-europea y, por otra parte, la Liga Santa, promovida por el Papa Pío V, integrada por España y pueblos y reinos del Imperio, junto con Venecia, los Estados pontificios, la República de Génova y Malta. Fue una batalla en la que estuvo en juego la civilización, la cultura, en definitiva la fe y la libertad de los países europeos

La batalla fue un choque a vida o muerte en el que intervinieron doscientos mil combatientes y más cuatrocientas naves de diferente potencia y especialidad, con el armamento más adelantado de la época. Trabado el combate en el mar del oriente mediterráneo, conocido como el Golfo de Patrás, cercana la ciudad y puerto de Lepanto; junto a la actual Grecia. La destrucción y mortandad fue terrible, fue el costo que pagaron los europeos por su libertad y su fe y, en particular, para el ejército Otomano y su poderío naval destruido, pues fue vencido y detenido su avance hacia Europa. Las fuerzas musulmanas ya no pudieron hacer más tentativas militares. Este suceso tuvo lugar un 7 de octubre del año 1571, hace cuatrocientos cincuenta años. Al frente de estos ejércitos estuvo, por parte de la Liga Santa, Don Juan de Austria, hermano del emperador Felipe II y por parte del imperio otomano, el sultán Ali Bajá, general en jefe. En esta batalla participó el escritor, Miguel de Cervantes, quien resultó herido y perdió la movilidad de la mano izquierda, por lo que se le conoce con el sobrenombre del “manco de Lepanto”.

Este acontecimiento crucial para la historia del mundo occidental y en particular para Europa, se vio y vivió, tanto por las tropas combatientes de la Liga Santa como todo el pueblo cristiano, bajo la protección de Santa María Virgen, animado a la oración del Santo Rosario por el Papa San Pío V, quien oró con el Santo Rosario con el pueblo en la Basílica de Santa María la Mayor, estableciendo después de la batalla victoriosa la fiesta de la Virgen de las Victorias. Poco después, el Papa Gregorio XIII, en 1573, la llamó fiesta de la Virgen del Rosario, a celebrarse el 7 de octubre.

Han pasado días, meses años, siglos y la situación ha venido cambiando. Hoy, la Iglesia, ya no habla de alianzas bélicas, sino de alianzas fraternas entre las diversas culturas, civilizaciones y religiones, y exhorta a un sano ecumenismo de respeto, libertad y fraternidad, erigido desde la Sabiduría y Bondad Pura, -Dios Padre para los creyentes en Cristo-, creencia fundante de toda religión, que lleva a los pueblos y culturas a una hermandad amorosa y solidaria universal.

El Papa Francisco, con sus viajes a los pueblos y países de civilizaciones diferentes a la cristiana, es ejemplo a seguir de ecumenismo respetuoso y fraterno y a contribuir a su creación con el aporte de la Iglesia, grupo, familia, persona o religión. Tu y yo también podemos colaborar.

Fray Pablo o.p. 9 de octubre 2022.